lunes, 11 de octubre de 2010

Eternamente tuya

Clandestinamente estoy enamorada de ti, y es que tu voz controla hasta mis propios sentidos(-mientos). En tu cuerpo, en tus surcos me pierdo como marinero sin timón, desembarcando en tus lunares y pecas, profundizando en lo hondo de tu sexo, esperando que hoy la luna no dé paso al sol.
Presa en el castaño de tus ojos y enredada en el fino oro de tus cabellos, susurraré cerquita de tu oído que no tengas más miedo, que no me despegaría de ti (de tu cuerpo) ni por el mayor teroso de los mares. Mis palabras no se quedarían ahí, emergería piropos de esos que te escandalizan, sinceramente pretendo volverte loca, te diría poesías que me nacen de las venas, que rasgas con tu belleza, mi musa -tú-.
Que me sacaste del eterno mar en el que me hallaste sumergida, brotaste la flor de la felicidad en mis más internas entrañas, y hoy está escrito en mi libro particular mi destino a tu lado, que el futuro se encuentra en la esquina de tres semanas.
Que nunca imaginé que me liberaras de mis cárceles, que me rendiría a tus brazos para encontrarme eternamente en tu boca, saciarme días y noches de cama tras cama, porque eres la reina de mi vehemente lujuria.
Porque estoy convencida que eres el amor de mi vida, la mujer con la que quiero compartir mis días y mis sueños, eres el pilar que sostiene mis mayores carencias, tú me completas. Igual que juraría que sin ti no sería la misma, la que se deja por ti la piel si hace falta, la cual puede presumir de que el amor le tocó a la puerta en los últimos días del frío febrero. Cierro los ojos y ahí están tus besos atravesándome, tus manos por mi escueto cuerpo, perdóname por maravillarme aún por tu cuerpo, por tu rostro -es por amor al arte-. Me haces feliz, no me faltes nunca... TE AMO PRINCESA.

Ho alzato per te al cielo, per te, cattedrali.

Ariadne.

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